viernes, 10 de julio de 2015

Ausencia de Juana Peña

Ella era una mujer que le gustaba jugar con los hombres, burlarse de sus sentimientos, llenarse los bolsillos de halagos y devolver promesas inconclusas de satisfacción. Era bonita, pero solo le pertenecía a la noche, buscando tras la oscuridad y el licor la tranquilidad pasajera de la vida fácil.

La calle en silencio, la luz del reflejo de la Luna sobre las veredas de cemento. Intrigante como el enigma del día por venir. Fría y resplandeciente como si estuviera bañada en plata. Calle Luna? si, Calle Luna desde ahora serás.
Muere la noche, el tiempo, el pensamiento más claro. Descansa el ir y venir de sensaciones, descansa el cuerpo, descansa la mente con la elevación de la luna en espera del siguiente amanecer.

No me llores más. No quiero que nadie llore, entiendes? Que no me lleven flores. No quiero nada.
Solo vine al mundo y solo me voy. Sin familia, sin amigos.
Solo hazme un favor, escucha detenidamente y grábatelo muy bien. Quiero que lo que me hicieron no quede sin castigo. Entendiste? Solo quiero una cosa: Venganza. Es tu destino.
Tu padre me lo debía y solo tú puedes pagar la deuda.
Ay Dios. Tú que todo lo ves. Señor, tú que estas en los cielos y eres tan justo, que no se quede sin cobrar esta deuda y no le des nunca el perdón. Solo tú sabes cuantas cosas pasaron y quien fue la única culpable de todo este dolor. Sarita Madre, Bendíceme al muchacho.

Sigues aquí respirando un pasado que no regresara. Conoces bien la salida. No puedes elegir, dar media vuelta y olvidar. El destino? Parece q ya esta escrito por un ente irreal que no tiene remordimientos.

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